Desafíos y oportunidades: El impacto del COVID 19 en la industria petrolera y la apuesta por las energías renovables

El brote de COVID-19 comenzado a finales de 2019, tuvo un gran impacto en diversas industrias, por lo que la industria del petróleo no fue la excepción. Desde que se declaró la pandemia, se han observado distintas consecuencias que han afectado bien a la demanda y a la oferta del petróleo, a nivel mundial. La disminución de la demanda de energía, la guerra que se dio de precios entre los productos principales de petróleo o la combinación de restricciones de movilidad afectaron negativamente y llevaron a una crisis sin precedentes en este sector. 

Pero, ¿han evolucionado estos efectos?, ¿se ha podido recuperar esa industria petrolera tras la gran pandemia?

En primer lugar, uno de los impactos fue la disminución en la demanda mundial de petróleo, bajó el consumo de energía debido a los confinamientos y restricciones de movilidad. Asimismo, las restricciones de viaje y la paralización de industrias llevaron a una reducción significativa en la actividad industrial y comercial, resultando en una caída en la necesidad de combustibles fósiles. Combinado esto anterior con la guerra de los precios entre Rusia y Arabia Saudita en marzo de 2020, ha llevado a una drástica caída en los precios del petróleo.

Por la caída de la demanda y de los precios, numerosos países y compañías del sector han tenido que ajustar sus niveles de producción, puesto que la disminución de la demanda del petróleo llevó a una reducción en la producción. Debido a esto, muchas compañías han tenido que reducir o suspender sus operaciones de manera temporal, llevando esto a recortes de empleo y dificultades que ha tenido que sufragar el sector. 

La Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), para conseguir estabilizar los precios, recortaron la producción. Sin embargo, dichos recortes no contrarrestaron la caída de la demanda de forma completa, por lo que derivó en un exceso de oferta en el mercado. 

La empresas o compañías energéticas no se salvaron de esto, y es que desde pequeñas empresas hasta multinacionales empresas energéticas han sido afectadas. Esto se ha visto reflejado en los recortes de empleo de los que hablábamos antes, las pérdidas financieras y las reducciones en inversiones para nuevos proyectos. Con todo ello, se generó un ambiente desafiante para la industria, con una gran incertidumbre económica.

Al evidenciar la pandemia la fragilidad asociada a depender únicamente de los combustibles fósiles, provocó un aumento de los que abogaban por acelerar el cambio hacia fuentes de energía más sostenibles con el medio ambiente. Las empresas comenzaban a revisar sus estrategias e invertían ahora, mucho más en energías renovables y tecnologías limpias.

A pesar de los desafíos, la industria petrolera demostró una gran resiliencia. Viéndose esto en compañías que optimizaron costos y mejoraron la eficiencia operativa, persiguiendo adaptarse a la nueva realidad que experimentaba el mercado del momento.

Resumidamente, el impacto de la pandemia en la industria del petróleo fue profundo y múltiple, la reducción en el consumo de energía y la disminución de la producción han llevado a excedentes de petróleo y a una volatilidad en los precios. La pandemia, además, ha afectado negativamente en las inversiones para nuevos proyectos.

¿Cuáles serán las perspectivas futuras de todo esto?

Las perspectivas futuras están basadas en una combinación de factores, el posible escenario es una recuperación gradual de la demanda, a medida que las economías se recuperan y las restricciones relacionadas con la pandemia disminuyen; la inversión en las energías renovables; la adopción de tecnologías innovadoras en la industria; la continua volatilidad de los precios a pesar de la positiva estabilización; y políticas reguladoras por parte del gobierno.



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